Redacción Iml • 7 de abril de 2025
Se dice que con el paso de los años el ser humano pasa a ser más propenso al desarrollo de enfermedades, sin embargo, la Juventud no es un escudo que proteja a los más jóvenes de tener padecimientos que se cree, son exclusivos de la población de 40 años o más.
Gran ejemplo de ello son las várices, que solemos asociarlas con personas mayores. Sin embargo, cada vez más jóvenes están experimentando este problema que, lejos de ser solo una cuestión estética, puede afectar la salud y la calidad de vida. Factores como el estilo de vida sedentario, la genética, el sobrepeso y hasta ciertos hábitos cotidianos están favoreciendo la aparición temprana de esta condición.
Contenidos:
- ¿Qué son las várices?
- Várices en personas jóvenes.
- ¿Qué hacer si tengo várices?
- Elimina tus várices rápido y seguro.
¿Qué son las várices?
Se dice que con el paso de los años el ser humano pasa a ser más propenso al desarrollo de enfermedades, sin embargo, la Juventud no es un escudo que proteja a los más jóvenes de tener padecimientos que se cree, son exclusivos de la población de 40 años o más.
Gran ejemplo de ello son las várices, que solemos asociarlas con personas mayores. Sin embargo, cada vez más jóvenes están experimentando este problema que, lejos de ser solo una cuestión estética, puede afectar la salud y la calidad de vida.
Factores como el estilo de vida sedentario, la genética, el sobrepeso y hasta ciertos hábitos cotidianos están favoreciendo la aparición temprana de esta condición.
Várices en personas jóvenes.
Cuando pensamos en várices, solemos asociarlas inmediatamente con personas mayores. Sin embargo, cada vez es más común que este problema afecte también a jóvenes, incluso a adolescentes. Lejos de ser únicamente una cuestión estética, las várices representan un verdadero problema de salud que puede impactar significativamente la calidad de vida si no se atiende a tiempo.
Aunque factores como la edad, el embarazo o ciertos problemas de salud crónicos aumentan el riesgo, en los jóvenes también pueden influir el estilo de vida sedentario, el sobrepeso, la predisposición genética, pasar muchas horas de pie o sentado, y hasta algunos deportes de alto impacto.
Reconocer los síntomas a tiempo es fundamental para evitar complicaciones. Algunos de los signos más comunes que pueden alertarte sobre la aparición de várices son:
- Pesadez y cansancio en las piernas, especialmente al final del día.
- Hinchazón en tobillos y pies.
- Dolor o sensación de ardor a lo largo de las venas afectadas.
- Calambres nocturnos en las piernas.
- Picazón o sensación de hormigueo en la piel de las piernas.
- Cambio de color en la piel, aparición de manchas o venas de color azul o morado visibles bajo la superficie.
- En etapas más avanzadas, pueden aparecer úlceras o heridas que tardan en cicatrizar.
Aunque al principio los síntomas pueden ser leves, es importante no ignorarlos. Con el tiempo, las várices pueden empeorar y provocar complicaciones como flebitis (inflamación de las venas), trombosis o problemas circulatorios más serios.
¿Qué hacer si tengo várices?
Existen medidas que pueden ayudar a prevenir y tratar esta condición desde una edad temprana. Adoptar hábitos saludables como puede marcar una gran diferencia:
- Realizar actividad física regular.
- Mantener un peso adecuado.
- Evitar permanecer largos periodos en la misma posición.
- Usar ropa cómoda que no comprima excesivamente las piernas.
Elimina las várices.
Existe un tratamiento para eliminar por completo las várices y que así puedas vivir tus días sin molestias En el Instituto Médico Langle contamos con dos procedimientos para tratar las várices. La escleroterapia con VENOFOAM®, una inyección a base de espuma que entra en contacto con la várice afectada, provocando que desaparezca.
Para el caso de várices abultadas se indica un abordaje con láser endovenoso (Endoláser). Este procedimiento, realizado mediante anestesia local, consiste en la introducción de una fibra óptica que emite un disparo de calor con efecto terapéutico, ya que daña el vaso afectado y provoca su cierre. Tiene la ventaja de ocupar una incisión milimétrica y de dejar un resto que se elimina paulatinamente.
Las dos alternativas señaladas no necesitan suturas ni dejan marcas visibles. Además, al no requerir de anestesia general o de bloqueo regional de la sensibilidad posibilitan una recuperación inmediata.
¡Termina con las várices este verano en IML!
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