Esta prueba se utiliza principalmente para diagnosticar enfermedades del aparato digestivo superior: esófago, estómago y el duodeno.  También, permite la detección de  la bacteria que genera la gastritis.  

Es una forma de mirar dentro del cuerpo mediante una sonda flexible (endoscopio) que consta de una pequeña cámara y una luz en su extremo para que los especialistas puedan observar por ella. 

También se realizan durante la endoscopia otras pruebas, como una biopsia o para realizar tratamientos, como la extirpación de pólipos.

En este procedimiento, el paciente esta sedado en todo momento, por lo que no siente molestia. 

Una colonoscopia es un examen que se utiliza para detectar cambios o anomalías en el intestino grueso (colon) y el recto, en el que se inserta un tubo largo y flexible (colonoscopio) en el recto. Una pequeña cámara de video en la punta del tubo le permite al médico ver el interior de todo el colon. 

El paciente esta sedado en todo momento, por lo que no siente dolor o incomodidad.

Si hay pólipos u otro tipo de tejido anormal se pueden extirpar durante una colonoscopia, también podemos tomar muestras de tejido (biopsias). 

La anoscopia es un estudio en el que se utiliza un tubo pequeño (anoscopio) para observar el revestimiento del ano y el recto. En la anoscopia de alta resolución se aplica una sustancia en las paredes del recto y el canal anal a través del anoscopio. Después se utiliza una luz que produce una fluorescencia en las zonas malignas provocadas por el virus del papiloma humano (VPH). 

Es una prueba no dolorosa donde se diagnostican tumores rectales y otras patologías de la región anal.

La rectosigmoidoscopia es otro estudio realizado con sedación pero que no requiere de vaciamiento digestivo. 

Usualmente dura de 5 a 10 minutos y posibilita la inspección de la pared interna hasta los primeros 50 cm del intestino grueso, que es la zona donde comúnmente se encuentran las lesiones cancerígenas. 

El médico extrae una pequeña cantidad de tejido para su examen con microscopio. 

Otras pruebas pueden indicar la presencia de cáncer, pero solo una biopsia permite formular un diagnóstico.